9 de diciembre de 2012

Corrupto y ninfómano

El mundo estaría mejor sin los expoliadores. Las negligentes e ineficaces actuaciones de algunos políticos -que han llevado a la ruina o bien a un país o una región- parecen no tener ningún tipo de castigo.

El ser acusado de “Cohecho impropio”, parece no haber sido suficiente para apartar a Camps de la vida pública, pero si esto junto al caso Matas (Palma arena etc.) o Urdangarín nos parecen la “monda lironda”, lo de Berlusconi ya es indescriptible.

Estirado a base de bisturí - para ocultar en lo que pueda sus 76 añitos - tanto o mas que el mismísimo Julio Iglesias - que dicho sea de paso, algo de dinero extra se llevó por ser embajador de la Comunidad Valenciana cuando gobernaba Zaplana - vuelve la vergüenza se Europa. Ahora dice que se presenta “con mucha pena” a las próximas elecciones para intentar sacar a Italia del hoyo en el que se encuentra (hoy en el que se metieron los italianos gracias a “Il Cavaliere”) “vuelvo con tristeza” es la frase que pronunció este sinvergüenza.
 
Lejos de esconderse abochornado por la retahíla de escándalos en los que se ha visto inmerso -condenado por evasión fiscal y procesado por prostitución infantil si la memoria no me falla- vuelve para ganar, o eso dice.
 
¿No hay ninguna ley en aquel país que impida que alguien con ese historial pueda ser Presidente del Gobierno? Parece ser que no, parece ser que la justicia en aquel país es como aquí, cosa de unos pocos y desigual según clases. Pensaba que con la edad media en Europa (todo aquello del feudalismo y los absolutistas) terminaba la segregación por clases, sexo, edad o raza, pero se ve que no, que sigue siendo algo muy vigente.
 
Y todo esto porque dimite el tecnócrata Monti –lo hará dentro de un mes- por haber perdido el apoyo de la derecha, derecha que liderará en las urnas el “quasioctogenario” corrupto y demente Berlusconi.
 

Vía @sergionthebeach
 
(todo lo escrito en este blog es opinión personal del autor, y los delitos de los que se pueda acusar a cualquier persona son siempre bajo la presunción de inocencia salvo que hayan sido condenados por ello).

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