13 de mayo de 2013

Somos más viejos, mucho más viejos.

Que la pirámide poblacional en Europa se está invirtiendo es un hecho, y que las medidas para solucionar el problema de las pensiones y prestaciones por desempleo son más que urgentes también, porque la famosa “caja única” puede que se quede sin fondos para pagar las pensiones de “nuestros” mayores, e incluso las nuestras dentro de unos años.
Cambio en la Población de 1981 a 2003
De este tema se habla, y mucho, en los medios de comunicación. El ritmo de vida actual, junto con las complicaciones para la conciliación de vida personal, familiar y laboral, están haciendo que cada vez haya menos niños; niños que en el futuro serán contribuyentes que pagarán nuestras pensiones.

La población en 2013
Se debería establecer una doble vía den la adopción de medidas: la primera pasa por una decisión conjunta adoptada desde Europa y para todos sus Estados miembro, de manera que todos tengan que aplicar las mismas reformas, o bien la segunda opción, que sean los propios países quienes gestionen sus propias medidas y soluciones para tratar de atajar un problema que cada vez será más complicado de desenmarañar. 

Creo que son los Estados, en este caso España, el que tiene que hacer frente a sus problemas económicos y no Europa la que tome las decisiones por nosotros, al fin y al cabo, el problema es nuestro y sólo nosotros sabemos cual es y como solucionarlo (aunque parezca justo lo contrario).

La principal medida que se baraja es el retraso en la edad de jubilación, de los 65 a los 67 años, algo que atajaría de raíz el problema de origen: el envejecimiento de la población. 

La mayor esperanza de vida de las personas en las últimas décadas hace más que viable esta solución. No obstante, esto encierra un problema y grave, y es que el cambio en el régimen de cotizaciones de algunos ciudadanos provocaría que, la pensión que recibiesen al jubilarse, fuese menor de la que sería si las reglas del juego no cambiasen de repente y sin avisar, por lo que su aplicación debería ser estudiada con mucho detenimiento, no siendo retroactiva en algunos casos.

Subir los impuestos es una medida impopular, más aún si no se suben de manera gradual, haciendo que paguen más quienes más pueden pagar. El copago farmacéutico o la privatización de algunos servicios, serían algunas de las medidas que se podrían aplicar, pero sin duda alguna no las acertadas. El ciudadano queda desprotegido, y esa inseguridad provoca conflicto y tensión, algo innecesario para salir del problema.

El cambio tiene que ser más profundo, un cambio de raíz que ataje un doble problema. La corrupción y el déficit. Eliminar duplicidades de competencias entre organismos públicos y los sueldos vitalicios de algunos cargos públicos, haciendo de la política un intervalo temporal en la vida de una persona y evitando que sea un medio del que poder lucrarse. De esta manera disminuiría el gasto público, un gasto que podría servir para no subir tasas universitarias, privatizar hospitales…

Vía @sergionthebeach

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